Desde Grecia al mundo árabe. De allí a España, donde se hizo fuerte.
Anteriormente, hubo experimentos de todo tipo. Egipcios (1700 a.C.) e Hititas (1300 a.C) ya habían ajustado tiras de piel sobre un palo para producir sonidos al hacerlas vibrar.
No fue hasta el siglo XVIII cuando la guitarra tomó la forma y el sonido que hoy conocemos. Nació la guitarra clásica de Antonio Torres (1854), copiada en todos los continentes.
Hacia la guitarra personalizada
En 1931, Rickenbacker colocó una pastilla de acero y tungsteno en el puente y nació la guitarra eléctrica. Al poco tiempo, Paul Gibson (1941) y Leo Fender (1948) establecerían las pautas que marcarían la edad mágica del blues y del Rock and Roll: guitarras sólidas, sin caja de resonancia, y con potentes pastillas. Hasta hoy.
En los tiempos del algodón, los músicos tenían que reparar por sí mismos los desperfectos en sus guitarras ocasionados por los largos viajes en trenes destartalados y las habituales fin de fiesta entre alcohol y puñetazos. Blind Willie Johnson (1897-1945), uno de los padres del blues rural de Texas, grabaría sus primeros espirituales con un instrumento de cuerda realizado por él mismo.
Muchos guitarristas siempre han buscado un modelo original y único, que les distinguiese del resto. Así, hoy tenemos infinidad de modelos ‘signature’, que han marcado la evolución del instrumento.
ESQUEMA de caja de resonancia realizada con una caja de puros.
El tabaco y la revolución de los puros
Hacia 1840, los productores de tabaco comenzaron a comercializar cajas de entre 20 y 25 puros. En 1876, a algún soldado de la Guerra Civil norteamericana se le ocurrió la idea de reciclarla como caja de resonancia. El sonido que produce es rudo y primitivo, el guante perfecto para atrapar al blues. Ningún madera puede salir tan barata. Tampoco hay que ser un gran ‘luthier’ para ensamblar el instrumento. Si se rompe, se recicla otra caja y punto.
La caja de puros ha sido fuente de inspiración para todo tipo de artistas. En las calles de La Habana se pueden adquirir increíbles bolsos de mano que no son otra cosa que cajas de puros. Maravillosa idea reciclada por los grandes diseñadores de moda, exhibida en las mejores pasarelas y vendida al precio del coltán.
Segundo DIAGRAMA.
La nueva fiebre de la caja de puros
Actualmente, en EEUU se está viviendo la llamada ‘Cigar Box Guitar Revolution’. Los altos precios alcanzados por las guitarras de marca y la crisis económica no son compatibles. Músicos jóvenes emulan a los antepasados desde la costa este (Doctor Oakroot, Johnny Lowebow, Tomi-O, Nels Cline, Counting Crows, Magnolia, Wilco, Paul Pigat).
En su página digital, ’CIGAR BOX GUITARS’, Shane W. Speal enseña a una legión de futuros virtuosos a construir el instrumento, con tres, cuatro, cinco o seis cuerdas, una madera a modo de mástil, la caja de puros y unas buenas pastillas.
El sonido es antiguo, brusco, duro, rudo. Una guitarra ‘dreadnought’ convencional tardaría décadas en fabricar un sonido similar. Con suerte. La resonancia y los aullidos de las guitarras de Robert Johnson o Skip James no son fáciles de encontrar, y menos a un buen precio. Por ello, la fiebre de la caja de puros se extiende por todos los ‘States’.
DADDY MOJO Standar Model.
295 dólares
Daddy Mojo, fabricante de estos instrumentos (EEUU), ofrece varias versiones de guitarras con el corazón de humo desde 295 dólares. Amenaza con nuevos modelos de ‘resonators’.
‘Boogie Woogie’ a ritmo de habano
Para escuchar las posibilidades sonoras de estos cacharros, vean el vídeo de promoción de Aaron Moreland y Dustin Arbuckle. El trío de Wichita, Kansas, está sorprendiendo al mundo del blues con su ‘Boogie Woogie’ creíble y directo. El ritmo lo pone la batería. Aaron Moreland, con una caja de puros enchufada, que suena como dos guitarras eléctricas y un bajo juntos, hace el resto. Con dos basta para montar la fiesta. Y Dustin aprieta la armónica, como hacia tiempo no se escuchaba, entre estrofa y estrofa. MORELAND&ARBUCKLE. A su nuevo disco, Flood (febrero de 2010), no hay que perderle la pista.
Disfrute de este VIDEO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario